El sueño de Ícaro
Yo vine al mar, al sur, a la intemperie,
a los aires alciónicos y al vino.
Yo vine, carro o astro de mil leguas,
con este roto amor como equipaje.
Yo vine hasta el lugar del sortilegio
desde un fuliginoso mar de alambres
con los labios salobres
y las alas
en rudos desgarrones de coral y vinieblas.
Yo vine al mar, al sur, a la intemperie
-la simpasión de asfalto y nicotina-
eternamente solo,
eterno y solo anclado en el camino.
Yo sólo un cuerpo soy, ésta es mi carne,
haced de mí alimento de los pájaros.